¿Cómo eliminar los callos y hongos en los pies?
Para eliminar los hongos de los pies será imprescindible seguir el tratamiento pautado por el médico. Los remedios caseros están desaconsejados, ya que pueden agravar aún más el problema y causar complicaciones.
Por ejemplo, la mezcla ‘exfoliante’ de zumo de limón con aspirinas puede resultar demasiado agresiva para la piel (aún cuando tenga callos) y, si además frotamos la piel con una piedra pómez, una lija o cualquier otro instrumento para retirarlas, podemos rompernos la piel y causarnos grietas y heridas que luego pueden llegar a infectarse.
Si el médico lo considera, es posible que indique ungüentos u otros productos de uso puntual (cremas antimicóticas, etc.), en dosis concretas. Además, hará ciertas recomendaciones en torno a la higiene y aseo personal que deberán tenerse en cuenta.
Una vez atendido el problema de los hongos con el dermatólogo, se puede proceder a tratar los callos. Para ello, lo ideal sería consultar con un podólogo. El especialista sabrá cómo atender el problema de una forma segura, con las herramientas y los procedimientos más apropiados.
Hay productos que contienen compuestos del limón que ayudan a eliminar los hongos, sin embargo, eso no quiere decir que lo más adecuado sea utilizar zumo de limón.
¿Qué puedes hacer en casa?
Además de seguir las pautas que te haya dado el médico y el podólogo, puedes poner en práctica los siguientes trucos:
Dejar de usar los zapatos que te están haciendo daño.
Después de quitarse el calzado, colocarlo en una ventana o espacio abierto para que se ventile.
Utilizar plantillas (para proteger la zona callosa).
Dejar los pies al aire por lo menos unos 15 minutos todos los días.
Calzarse con zapatos cómodos, acolchados, que estén hechos con un material que permita la transpiración. Y si es verano, es preferible usar sandalias, para que el pie esté bien ventilado.
Utilizar calcetines limpios siempre y, en caso de tener que hacerlo, cambiarse el par. Nunca dejarse los calcetines ni el calzado húmedo puesto.
Los parches con líquidos no son recomendables para todos los casos, por ello, hay que consultar al médico antes de adquirirlos.
Remojar los pies en un cubo con agua tibia (o caliente a una temperatura soportable), jabón neutro y sal gruesa unos 10 minutos. Pasado este tiempo, se saca un pie y se lima con cuidado los callos con una piedra pómez.
Hay que tener cuidado a la hora de limar ya que de hacerlo demasiado fuerte, podemos romper la piel y hacernos daño.
Lo ideal es realizar este procedimiento con regularidad, hasta conseguir eliminar la callosidad por completo.
Después de haber retirado las durezas y piel muerta de los pies, hay que secarlos muy bien y aplicar una crema humectante en los pies. También se podría utilizar un poco de aceite de coco para potenciar el efecto hidratante.